La crisis de los partidos políticos se profundiza. Creo que tiene mucho que ver porque no muestran ningún destello de evolución y renovación. No de caras ni de nombres. Sino de comprensión y de entendimiento de la nueva sociedad. De una sociedad más informada y vigilante de la política.
El espacio público en algún momento pareció no tener sitio para más nadie que para los partidos políticos, sin embargo, está siendo subutilizado, está siendo aprovechada por otros actores que probablemente no tengan la misma organización que un partido político, pero que les basta con que otros estén de acuerdo. Moisés Naím, en su libro El Fin del Poder lo resume muy bien sosteniendo que el poder está cambiando de manos y de forma. Las estructuras tradicionales no han perdido todo el poder, pero tienen que adaptarse y acostumbrarse a convivir con un contrapoder formado por millones de ciudadanos conectados y convertidos en agentes de cambio.
La crisis de los partidos es también una crisis parlamentaria. Los partidos políticos representan legalmente a la ciudadanía en las asambleas, pero la ciudadanía no los reconoce.
En un estudio de diciembre de 2017 realizado por la Red Latinoamericana de Transparencia Legislativa en 15 países, los ciudadanos sienten que hay una desconexión con sus parlamentos pues no ven que haya preocupación por parte de sus parlamentarios en cuanto a las necesidades de la población.
Lo innegable es que los partidos políticos son pieza fundamental, tal vez la más importante de la política. Sobre ellos gira el proceso de toma de decisiones la elaboración de políticas públicas. Todo desde los parlamentos, que son el motor de toda actividad de negociación y que funcionan como fuerza estabilizadora del ejecutivo. Por esto, cuando un parlamento no funciona, es posible que el gobierno no funcione. Sin diferenciar si es un sistema de gobierno presidencialista o parlamentario.
Muchos de los partidos políticos de hoy, están basados en ideas del siglo XIX. Resultaría equivocado, ilógico y absurdo pensar que los viejos modelos encajen en sociedades que no tienen nada o poco en común con el pasado.
En febrero de 2016, el National Democratic Institute hace el lanzamiento de 21st Century Parties: The Party Renewal Initiative ante la creciente desconexión que existe entre ciudadanos y partidos políticos, que consistía en la creación del blog, la 2st Century Parties Conference in Brussels en 2017 y la publicación del documento llamado Reflect, Reform, Reengage: A Blueprint for 21st Century Parties, que es un compendio del blog y de las conferencias, además de algunos casos de buenas prácticas de partidos políticos exitosos en la nueva era democrática.
Cada caso será diferente, pero algunas conclusiones como que partidos políticos exitosos dan voz a las preocupaciones de los ciudadanos; que para recobrar la confianza los partidos deben tener un nivel más alto de transparencia; o que el activismo político se intensifica mediante la capacidad que tengan los partidos de crear en sus miembros compromiso con significado; son conclusiones bien sabidas por los partidos políticos. De ser así, la crisis es peor de lo que pensamos.
Nuevas formas de partidos políticos tampoco impedirán el levantamiento de nuevas voces políticas, pero no hacer nada por ellos mismos no les vendrá nada bien. Mientras sigan pensando en los problemas y no en las soluciones, seguirán siendo echados a un lado por los ciudadanos.
Enlaces:
The Invention of a New Kind of Political Party in Sweeden – Masha Gessen
¿Movimientos o partidos? ¿Activismo o militancia? – Joan Subirats
¿El final de los partidos? – Daniel Innerarity
¿Política sin partidos? – Antoni Gutiérrez-Rubí
Why We Need Political Parties – Moisés Naím